Su editorial del domingo —que objeta el pérfido embate del Congreso (ciertamente la “aplanadora uribista” abomina la honestidad) contra la Corte Suprema de Justicia—, es tan digno como irónicamente cierto. Sobre todo cuando dice que tal absurdo “no puede más que suscitar, de parte de la sociedad, un rechazo enérgico y duradero”. Resalto la frase “de parte de la sociedad”, pues cada vez es más pequeña la parte de la sociedad capaz de rechazar enérgica y duraderamente esas ‘avivatadas’ (afines a pretender astutamente bajar el umbral de votos para el Referendo, o a tener cuatro años a nuestra nación jugando a los idiotas como hizo el Presidente, con aquello del “sí-me-lanzo-no-me-lanzo”,
Recuerdo al leer su editorial una teoría que postula Boaventura de Sousa Santos, eminente sociólogo portugués del derecho, cuyas ideas si acaso ocupan en Colombia las mentes de algunos (y algunas) académicos curiosos, sin permear jamás a millones de compatriotas (alelados con las telenovelas y los despliegues machos del 'mejor' presidente de la historia). Habla Sousa Santos de dos tipos de conocimiento, conocimiento-regulación y conocimiento-emancipación.
Sólo la solidaridad democrática puede vencer la seguridad democrática. Pero eso es lo que no tenemos (presumo que en otra elección presidencial Carlos Gaviria sacará diez veces menos votos que hace cuatro años). Necesitamos un liderazgo noble y compartido que aglutine a todos los inconformes. Un acuerdo entre todos los desacuerdos. Pero reitero, el régimen liquidó cualquier posibilidad de autorregulación ciudadana. Están extraviadas la pluralidad y la flexibilidad. Ello me remite a lo que escribió días atrás Héctor Abad Faciolince: “Lejos estamos del otoño del Patriarca (Uribe); más lejos todavía de su invierno. Ya le pasó la alegre primavera, pero el verano se presenta largo, caliente y seco. Y ahí estaremos viéndolo gritar...” No nos engañemos el atontamiento, la complicidad y la lambonería alcanzaron niveles extremos. Uribe tres llega entre vítores de millones de nacionales y el ataque a la corte es su preludio. ¡Que se pudra la justicia, y que maten de nuevo a tantos muertos! Algunos ya proponen llamar Uribia a Colombia, y otros hay que pronto planearán llamar mar Uribe al mar Caribe.Sin embargo, lo más fuerte del referido editorial fue esta aseveración (refiriéndose a la Corte Suprema de Justicia): “Otros embates vendrán y debemos estar prestos a protegerla como uno de los pocos bastiones de nuestra institucionalidad que siguen en pie frente la fuerza del Estado de opinión que se nos quiere imponer”. Discrepo, empero. ¿Para qué engañarnos?: no se nos quiere imponer un Estado de Opinión. Ya nos lo impusieron. Hace tiempo. La programación neuro-estadística dosificada mes tras mes por una plutocracia tiene a la gran mayoría de los ciudadanos enamorada de la trielección. Cuando de Uribe se trata la sociedad está ‘cargada’. Pero saber cómo quedará Colombia cuando esto acabe es simple, basta quitarle a ese mismo adjetivo la ‘r’ de reelección.
AGB.
Ver la versión editada de este texto publicada en El Espectador del Martes 15 de Septiembre de 2009.
http://www.elespectador.co
Alfredo Gutiérrez Borrero
Por supuesto amigas y amigas que piensan otra cosa, están invitados a cuestionar y a debatir, todo lo que sea dialogar bienvenido, todo lo que sea pelear e insultar.... siempre llevó a nuestra sociedad por mal camino.
El 15 de septiembre a las 9:14
Walter Buitrago-Medina
Considero que en estos momentos se requiere un liderazgo fuerte para finalizar lo que se comenzo hace unos años, es cierto se sacrifica libertades pero el bien mayor lo justifica...maquiavelico? o tal vez práctico? la discusion se dara en los editoriales y los pasillos universitarios, sin embargo en el frente de guerra esas discusiones no tienen valor.
El 15 de septiembre a las 9:58
Claudia Zamora Martinez
Si bien es cierto hay muchas ideas que no comparto, no puedo dejar de admirar la forma limpia y preparada al escribir, la claridad de las ideas y el uso exquisito del lenguaje y de las referencias, felicitaciones.
El 15 de septiembre a las 12:20
Alfredo Gutiérrez Borrero
Si fuera todo guerra, pero llevarse de calle la moral... vivimos en un iceberg sobre el cual se sienta el caudillo, pero bajo su geniecillo, él y su combo se pasan la honestidad por el fundillo: el coeficiente de Gini [aquel número entre 0 y 1, en donde 0 es la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 es la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno)] aumentó en Colombiade 0.57 a 0.59, y la pobreza extrema aumento de 17% a 17.(% ver columna de Rodrigo Uprimnyhttp://www.elespectador.co m/desempleo/columna161464- desigualdad-y-democracia-c olombia , fue en los editoriales y universidades (no en el frente de guerra) donde aprendí a leer y a escribir, por ellos tenemos noción histórica del concepto de guerra. Claro, en este conflicto respeto el dolor y los caídos, compatriotas todos, tengo amigos valientes soldados, me especialice en una U. Militar, solo que, ingenuamente quizá pienso en solucionar todo con menos sangre por todos lados.
El 15 de septiembre a las 17:56
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